lunes, 1 de octubre de 2012





      

 Problemas Sociales de Honduras


Centroamérica es una región difícil, donde quizá se     encuentran los países con mayores desigualdades del mundo. Así lo atestiguan los datos de los informes     anuales que redacta el Consejo Centroamericano de Procuradores de Derechos Humanos (CCPDH). Y   Honduras no es una excepción. Desde su independencia como colonias españolas hasta día de hoy, gran parte de estas naciones han ido cambiando de gobierno en gobierno tras golpes militares o revueltas sociales, buscando la forma más justa -o eficaz- de llevar el país hacia adelante y luchando contra la influencia de los poderes internacionales, sumidos en sus propias guerras y defendiendo sus propios intereses.

En el caso de Honduras, esta endémica y convulsa situación política ha generado diversos problemas sociales, como el analfabetismo, derivado de su modelo productivo basado prácticamente en la agricultura y la ganadería, o la alta mortalidad infantil. Asimismo, las tasas de corrupción y delincuencia superan con creces la de cualquier país desarrollado. Según los últimos datos, cada día se cometen dos homicidios en el país hondureño. Los problemas sociales de Honduras son muchos y atajarlos no es tarea fácil.



  • Raíces de estos problemas

Las razones por las que tantas personas no pueden satisfacer sus necesidades fundamentales son complejas. Al ser esencialmente de naturaleza política, económica, estructural y social, se refuerzan por la ausencia de voluntad política y por la inadecuación de las medidas que toman los poderes públicos, especialmente en lo que toca a la explotación de los recursos locales.

Nuestro país ocupa la tercera posición entre los países con más inequidad económica de Latinoamérica, precedido únicamente por Haití y Colombia, según revela  el informe sobre Desarrollo Humano Honduras 2011, divulgado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

  • El PNUD reveló que los hondureños opinan que “hay mucha inequidad en Honduras en diferentes ámbitos”, uno de los más trascendentes es la distribución de la tierra, pues el 86.3% de los adultos mayores consideran que no existe una adecuada distribución.
  • Igualmente, otro de los temas que demuestra un mayor índice de inequidad es el acceso a empleos bien remunerados, con el 86%; el acceso a capital, bienes e inversiones un 85%, acceso a justicia, ,84.8%; ingreso, 84.1%; acceso a cargos de nivel político, 84.1%.
  • Otro de los factores de inequidad es el poco acceso a la educación de calidad, con un 81.8%; acceso a seguridad social o jubilaciones, 80.8%; acceso a servicios de salud, 80.6%; acceso a crédito, 79.7% y la participación en organizaciones sociales, comunitarias 75.5%.

De acuerdo con el informe, el coeficiente Gini, estadística utilizada para medir la inequidad e ingresos, para ese año fue de 0.58, lo que significa que en lugar de disminuir la inequidad económica en Honduras sigue aumentando.
En la conferencia de prensa, el representante residente del PNUD en Honduras, José Manuel Hermida, señaló la importancia de establecer una política pública que invierte en educación de forma suficiente y sostenida es la que logra revertir estos índices y romper ese ciclo de pobreza, caso contrario “esta inequidad -seguirá- polarizando los países de América Latina”.
El sociólogo Mario Posas, coordinador de la investigación puntualizó que “en la última década el índice Gini se ha reducido de 0.64, a 0.58 en este año”, lo que determina que la concentración de las inequidades persiste.


1. Distribución de tierras





¿Cómo están distribuidas las tierras en Honduras?

Cerca del 80% del territorio nacional es forestal. Es decir, para producción de madera. Del total de tierras cultivables, el 1% de los productores acapara la tercera parte de las tierras fértiles del país. Mientras 375 mil pequeños agricultores carecen de tierras para cultivar. Además, cerca del 75% de los productos agropecuarios nacionales que el país consume, lo producen las y los pequeños productores agrarios. Las grandes empresas agropecuarias producen para exportar, sin dejar mayores beneficios para el país.

El principal problema agrario del país es que unos pocos acaparan grandes extensiones de tierras de cultivo, muchas veces improductivas (latifundios), y las grandes mayorías de campesinos escarban retazos de metros de tierra (minifundios) para alimentar el mercado nacional.

Esta inmoral distribución y tenencia de la tierra es la expresión de la voluntad política de las élites que desgobernaron y desgobiernan el país. Todos los intentos de reforma agraria que priorizaba la redistribución de las tierras fueron sistemáticamente truncados.

En el siglo XVI, cuando la Corona española, mediante la Ley de Indias, reconoció el derecho a la tierra de los pueblos indígenas en el “nuevo mundo”, los usurpadores de estas tierras hicieron caso omiso de aquella Ley. Luego, con los procesos de “independencia”, en el siglo XIX, se abolió la esclavitud y se abogó por el derecho a la tierra de las y los campesinos e indígenas. Pero estas iniciativas también fueron truncadas por los nuevos patrones criollos y mestizos.

En los siglos XIX y XX hubo varios intentos de redistribución de las tierras. Muestra de ello fue la inconclusa reforma agraria de 1962 que definió el carácter colectivo de las tierras en manos de las y los campesinos. Pero esta reforma postergó la tecnificación, los mercados, el financiamiento, las redes camineras, etc. del agro. Entonces, el agro continuó postergado, y el campesinado, empobrecido.

Las condiciones de necesidad del campesinado fue capitalizado por los nuevos y viejos terratenientes, quienes, amparándose en la Ley de Modernización Agrícola de 1992, acopiaron las tierras. Convirtiendo a sus antiguos propietarios en peones sin tierra, o, en muchos casos, expulsándolos hacia las ciudades a suplicar limosnas.

La tenencia de la tierra y la erradicación de la pobreza extrema y del hambre

El acceso seguro a la tierra y a los otros recursos naturales son un factor directo en la disminución del hambre y de la pobreza rural. El campesino rural sin tierra es, a menudo, la mejor indicación de la pobreza y del hambre: normalmente, los más pobres son los sin tierra o con poca tierra. Los derechos inadecuados del acceso a la tierra y a los otros recursos naturales, y la tenencia insegura de estos derechos, a menudo, genera pobreza extrema y hambre. Un mejor acceso puede permitir que una familia produzca comida para el propio consumo de la casa, así se ayuda a asegurar la seguridad alimentaria, y aumenta el ingreso de la casa produciendo un sobrante para la venta en el mercado. El acceso seguro a la tierra, a menudo, proporciona una valiosa red segura como una malla de protección, la comida y el ingreso en tiempos de dificultades.
La tenencia de la tierra y el desarrollo sostenible de la ecología

La tenencia de la tierra, definida como el acceso y la seguridad de derechos a la tierra y a los otros recursos naturales, afecta a cómo los granjeros deciden aprovechar la tierra, y si ellos invierten en las bonificaciones de la tierra. Las impropias políticas de la tenencia de la tierra y el acceso injusto a la tierra y a los otros recursos naturales producen un exceso de cultivo y un exceso de pasto de las tierras marginales. Los buenos planes de la tenencia de la tierra promueven buenas prácticas del aprovechamiento de la tierra que mejoran el medioambiente. Si los campesinos gozan de una tenencia segura y pueden beneficiarse de sus inversiones, con gran probabilidad invertirán en mejoras para su tierra a través de medidas de protección de la tierra, plantando árboles y mejorando los pastos.


¿Tiene solución esta problemática?



Honduras continuará ahogándose en el empobrecimiento crónico mientras las tierras continúen en manos de unos pocos. El país es rural. El 54% de la población nacional (sobre) vive en el campo, pero el Estado sólo invierte el 2% del presupuesto general en el agro. Por eso es urgente emprender una verdadera transformación integral de este sector.

Los terratenientes tienen que comprender que, más temprano que tarde, la miseria y el minifundio terminarán obligando a los campesinos a avanzar sobre las grandes propiedades agrarias. Cuando el hambre apremia, no hay moral, ni Ley Antiterrorista que detenga el instinto de sobrevivencia. Esta es una evidencia socio antropológica. La paz social en Honduras está condiciona a la redistribución de la tierra.





    2. La política en Honduras, negocio redondo




La política es una ciencia social en la cual tiene como objetivo gobernar o dirigir la acción del estado en BENEFICIO DE LA SOCIEDAD, pero en Honduras al parecer este concepto se utiliza de otra forma o al revés “tiene como objetivo gobernar o dirigir la acción del estado en BENEFICIO PROPIO”.

Es habitual ver a los políticos su ambición de querer llegar a un puesto público, tienen una ambición de poder y de esa manera poder satisfacer sus intereses personales y de sus familias, para asegurarse una vida mejor. Ahora que el 2012 es un año de elecciones, vamos a ver muchas caras de políticos en toda la ciudad, en el cual nos ofrecerán lo mismo de siempre, trabajo, más seguridad, más salud, más y más y más y cuando están en el gobierno todo quedo en simples promesas.

La política una ciencia muy bonita, cuando se usan los recursos económicos con transparencia, para obras que beneficien a la ciudadanía, un político debe de usar la política para engrandecer al país el cual pertenece, pero aquí al parecer NADIE QUIERE A HONDURAS.


Definiendo la naturaleza de la corrupción política


Transparencia Internacional en su informe mundial sobre corrupción, define la corrupción política como el “abuso de poder que se les ha confiado por parte de los líderes políticos para obtener ganancias, con el objetivo de aumentar su poder o riqueza. La corrupción política no precisa de que el dinero cambie de manos, puede tomar la forma de tráfico de influencias o de la concreción de favores que envenenan la política y amenazan a la democracia”


Características de la corrupción política


En este apartado se analizarán cuatro características funcionales de la corrupción:


a. La corrupción política es estructural



La corrupción política tiene un arraigo estructural porque conlleva en esencia un nivel cultural de percepción y modo de hacer las cosas. Se afinca en los hábitos de la conducta colectiva e individual pero, también en la conformación histórica e idiosincrasia constitutiva de un país. Muchos de los hábitos políticos actuales son parte de una herencia histórica y de una cultura que ha sido caracterizada por la fragmentación, las guerras, la indolencia, la insolidaridad y la pasividad con que afronta la problemática. Asimismo, se debe a una impronta institucional que nunca llegó a consolidarse por factores de autoritarismo, caudillismo y de una inestabilidad política que no facilitó el arraigo de una institucionalidad sólida, ni la formación de una cultura democrática.
En un país que se forjó bajo la sombra de caudillos y del irrespeto a las leyes, la democracia se encontrará con un muro difícil de derribar, pero también con otros factores adversos como una clase gobernante carente de visión de país y de integración nacional, factores que de una u otra forma han modelado una manera de hacer las cosas y que en esencia representan valores antidemocráticos que dificultan el ejercicio pleno de una democracia con una participación política incluyente, un Estado de derecho consolidado y con un gobierno que asuma la responsabilidad de la rendición de cuentas. Así, no es fácil establecer una conducta política de transparencia en un país que históricamente ha adolecido, en grandes periodos de su historia, de una auténtica vocación política democrática y que el respeto a la ley nunca ha sido un hábito cultural sólido.

b. La corrupción política es sistémica

La corrupción es sistémica porque afecta en sus interrelaciones diferentes dimensiones de la vida nacional de un país. Pero, también porque lo sistémico implica una relación más totalizadora que la especialidad fragmentaria con que se quieren entender y resolver los problemas. Es sistémica porque crea circuitos de corrupción y de autonomía frente al marco legal y de conducta ética.
La situación de la corrupción está íntimamente ligada a un subsistema de valoraciones y de percepciones objetivas o subjetivas. Lo sistémico implica que la corrupción política puede transgredir elementos de los derechos humanos, de la pobreza, desnaturalizar las políticas públicas, fortalecer el estado de inequidad, volver ineficaz el sistema de justicia y socavar la confianza pública en las instituciones o el Estado. Pero, también afecta la economía, desmorona la cohesión social y limita la participación ciudadana, se pierde el sentido de futuro y la esperanza. En ese sentido, la corrupción no sólo es un elemento de corto beneficio o cuantificable en términos económicos, pues afecta simultáneamente muchos de los puntos de la sostenibilidad de una nación.

c. La corrupción política es multidimensional

La corrupción se puede presentar mediante el sistema político en todas las actividades de la esfera pública y privada de una nación. Es multidimensional porque no únicamente atañe a lo político, a la democracia o al sistema de valores, sino que incide también en aspectos culturales, históricos, económicos, sociales y de idiosincrasia nacional; asimismo, entremezcla los ámbitos internos y externos, creando una enorme sinergia entre los fenómenos globales y los locales: la transnacionalización de la economía, los flujos financieros y la intensidad tecnológica son factores que han incidido en los espacios nacionales y subnacionales que también ha trastocado los sistemas políticos y ha ampliado las posibilidades de las conductas corruptas y sistémicas (véase recuadro No. 3).

d. La corrupción política es desintegradora

La corrupción política en esencia actúa en contra de los demás, su eficacia es desintegrar el entramado de la convivencia social y de la política, usurpa lo político y lo desnaturaliza, convierte una intermediación de la ciudadanía en una intermediación de grupos financieros o de grupos particulares; socava en esencia el espíritu democrático y la sana práctica de la política como medio para el bien común.

En esa práctica, la corrupción mina la confianza en las instituciones no sólo políticas, sino de todo el engranaje de la vida social. Modela conductas ajenas al interés colectivo y desvaloriza las acciones positivas de la sociedad. Como señalaba Ramón Oquelí: “La corrupción hay que verla como uno de los aspectos de la desintegración hondureña, es la falta de ver los problemas como nación y ver la nación como un patrimonio de grupos”

En un país pobre como Honduras, la corrupción no sólo es un estigma moral o de sanciones legales, sino que despilfarrar los ingresos del Estado a favor de grupos y personas, contribuye a aumentar la pobreza y a crear un estado de supervivencia. La impunidad de la corrupción también delimita la institucionalidad. Desde lo político hay una pérdida de fe en el sistema democrático, pero sobre todo en los partidos políticos y en los líderes políticos. En esencia, deslegitima la democracia y la confianza en la misma.




3. HONDURAS.- Los flagelos sociales de Honduras


La sociedad hondureña presenta enormes problemas sociales, es tan profunda la problemática a raíz de los altos índices de violencia y de criminalidad, que parte de las políticas de los distintos gobiernos de turno en la región centroamericana gira en torno al problema de la violencia. Es evidente, que los gobierno burgueses han empezado a tomar acciones concretas en aras de contener y reducir los índices de criminalidad y violencia.

No era para más, el mismo Estado norteamericano, en diversas ocasiones, ha empezado a demandar políticas que contengan el flagelo de la violencia y el combate contra el narcotráfico, la depuración de la policía y reformas al sistema jurídico penal para encrudecer las sanciones y las medidas represivas contra el crimen organizado. Para lograr contrarrestar el delito común las autoridades de la secretaría de Seguridad trabajan en el proyecto de reformar algunos artículos del Código Procesal Penal.

La moción es que cuando una persona haya cometido un delito común en tres ocasiones seguidas sea enjuiciado o procesado como un delito criminal y sea enviado a la cárcel, para que no tenga medidas sustitutivas y continúe en la comisión del delito. Además, se buscará una reforma al Código de la Niñez para evitar que los niños sigan siendo objeto de maltratos y agresiones por parte de terceras personas.

Resulta evidente, que ante el aumento desproporcionado de los índices de violencia y criminalidad en el país la burguesía de la región debe implementar medidas coercitivas y en algunos casos la represión selectiva como el asesinato a los miembros de maras y los sujetos que están vinculados al crimen organizado, como en el caso del “Gato Negro”.

“Los altos índices de violencia que se han reportado en los últimos meses han logrado teñir de rojo gran parte de Honduras. Ninguno de los 18 departamentos parece escaparse de la ola de criminalidad que impera en la nación. Las tasas de homicidios que se reportan van desde 11 hasta 131 homicidios por cada cien mil habitantes, según las estadísticas de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC). Todas las tasas registradas en los 18 departamentos del país superan la tasa promedio mundial que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es de 8 por cada cien mil habitantes. A nivel latinoamericano, la tasa se ubica en 18 homicidios por cada cien mil habitantes. En Honduras, un país con una población de 8.128.412 habitantes, perdieron la vida de manera violenta 6.236 personas en 2010, registrándose así una tasa de 77 homicidios por cada cien mil habitantes, es decir, casi 10 veces por encima de la tasa promedio mundial. En 2010 fue, incluso, más violento que 2009, pues aquel año reportó una tasa de homicidios de 67 por cada cien mil habitantes, según lo reportó Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

4. Casi un millón de jóvenes en Honduras no trabajan ni estudian










Es evidente que los índices de criminalidad hayan aumentado de forma acelerada en los últimos 15 años ante la reducción del Estado, es decir, ante la aplicación del modelo neoliberal. Las razones son simples, se dejo de invertir en cultura y desarrollo, se ha reducido los presupuestos en salud y educación, por otro lado, el Estado y los diferentes gobiernos de turno, así como la empresa privada son incapaces de proporcionarle empleo a la población, aumentando el clientelismo político, las migraciones, la desocupación juvenil, el surgimiento de maras y de bandas de crimen organizado vinculadas al narcotráfico.

Desempleo y marginalidad

Cerca de un millón de jóvenes en Honduras se encuentran sin empleo y sin recibir educación, esta situación de marginalidad y de exclusión ante las oportunidades sociales no es nada nuevo, dado que Honduras presenta los índices de exclusión más grandes del mundo, el 48,5% vive en la exclusión social. “Al menos 800 mil jóvenes en Honduras, no trabajan ni estudian, según revela un informe sobre el Estado de la Población Mundial 2011.

El estudio realizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, indica que el número de habitantes en Honduras en el año 2050 alcanzará los 15 millones de personas, por lo que es necesario efectuar mayores inversiones en los jóvenes. En Honduras siete de cada diez hondureños no superan los 30 años de edad, al tiempo que sólo 35 por ciento de los muchachos concluye con éxito la educación secundaria, un 15 por ciento llega a la universidad y sólo 4 por ciento finaliza la educación superior.

Además el 46 por ciento de la población económicamente activa del país es joven, pero de esa cifra aproximadamente la mitad no trabaja. El estudio revela que el 60 por ciento de las personas que emigran ilegalmente del país son jóvenes, por lo que urge reforzar las políticas para atender el desempleo, inseguridad, falta de salud y educación.”



5. El 54% de los muertos en Honduras este 2012 han sido jóvenes

                                                                                                 
                                                                             
Los primeros tres meses de 2012 han sido funestos   para los jóvenes que siguen siendo presa fácil de la   violencia que campea en Honduras .

Desde enero hasta marzo han perdido la vida de manera violenta un total de 920 jóvenes, según las estadísticas del Observatorio de la Violencia del IUDPAS (Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad).
La cifra lo dice todo, es impactante y devastadora, Honduras muere joven y nada parece detener las muertes violentas que roban de a poco al futuro de un país.


Migdonia Allescas, directora del Observatorio de la Violencia del IUDPAS, reveló las crueles cifras que evidencian que nadie en el territorio hondureño es más afectado por la criminalidad y la violencia que los jóvenes.

“En el primer trimestre de este año ultimaron a 920 jóvenes entre 12 y 30 años que representan más del 54% de las muertes violentas en el país, pues en ese trimestre han perdido la vida 1,709 personas, de las cuales 920 son jóvenes. De esos jóvenes que murieron 59 eran mujeres y 861 eran varones”.

Allescas declaró que la cifra es menor que el primer trimestre de 2011, pero que la reducción es tan mínima, que incluso puede tomarse como una variación casual.

“En el primer trimestre de 2011 murieron 72 mujeres y 876 varones, para hacer un total de 948 entre enero a marzo de 2011”.

La directora del Observatorio de la Violencia manifestó que el Gobierno debe tomar medidas lo antes posible y especificó cuáles son los campos en los que las autoridades deberían focalizar esfuerzos para reducir de una vez la violencia.

“Hay que trabajar el tema de prevención de la violencia, más que el tema de reacción y control. Se debe brindar más oportunidades a los jóvenes para que estudien y trabajen, mejorar el sistema de educación, salud, seguridad y trabajar el tema de la cultura de paz.

Se tienen que implementar programas para ayudar a los jóvenes, a los niños y a las mujeres, además tienen que trabajar los gobiernos locales para reducir la violencia y la criminalidad. En este tema debe involucrarse la comunidad, la sociedad civil, la empresa privada, porque la seguridad es tarea de todos, no solo de un gobierno”.Allescas consideró que las autoridades gubernamentales tienen una tarea pendiente en seguridad.

“Se deben desarrollar acciones y estrategias en materia de prevención, que es un trabajo que hasta este momento ha estado en deuda, pues en el tema de prevención de la violencia y de reducción de la inseguridad se debe dedicar un esfuerzo mayor y además deben unirse todas las secretarías que corresponden para trabajar en una verdadera política de seguridad”.


6. Sin educación


'Según los datos de Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, por sus siglas en inglés), la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y el Instituto Nacional de Estadísticas, en el país hay una población de aproximadamente 2,300,000 adolescentes y jóvenes.

De esa población, son 450,000 los jóvenes que trabajan, pero no estudian. Mientras que hay 600,000 jóvenes y adolescentes entre 10 y 24 años sin hacer nada, o sea que no trabajan ni estudian.

Héctor Espinal, coordinador del programa para la Infancia, Adolescencia y Juventud de los Municipios de Honduras de Unicef, se refirió a la grave situación que estas cifras significan para el país.

“Aproximadamente un millón de adolescentes y jóvenes están sin acceso a la educación y esto impacta directamente en el futuro hondureño que está sin ser formado para asumir responsabilidades en cualquier campo del desarrollo nacional, ya sea en la comunicación, en la producción, en el campo agrario, industria, comercio, en la política, en el área de justicia o médica, porque esta generación es la que relevará a la actual y este millón de adolescentes y jóvenes sin acceso a la educación representan el 40% de la población hondureña, lo cual es una situación bastante dramática”.

El representante de Unicef explicó cómo la falta de educación y trabajo convierte a los jóvenes en blancos fáciles de la delincuencia, ya sea como víctimas o como ejecutores de la misma.

“Los jóvenes al no tener educación, no tienen acceso a trabajo y al no tener ninguna de las dos cosas están en la calle, lejos de su familia, y al estar en la calle esto los vincula directamente al tema de la violencia, ya que los adolescentes y jóvenes están en ambientes muy fértiles para el crimen organizado del país y su principal campo que es el narcotráfico, que en Honduras tiene establecidas e instaladas sus bases operativas y hace de los jóvenes y adolescentes su principal recurso para desarrollar la narcoactividad en nuestro territorio”.

Según Espinal, la desigualdad y el desequilibrio en la sociedad hondureña contribuyen a que muchos jóvenes se queden estancados sin llegar a poder cumplir su papel como forjadores del futuro de la nación.

“Muchas de las familias hondureñas tienen poco acceso a los recursos y una pequeña parte tiene acceso a gran cantidad, y eso es desigualdad, el país debe revertir su actual situación, porque de lo contrario toda esta enorme masa de jóvenes que son el principal recurso del país, está en riesgo de no poder cumplir con responsabilidades con su familia, en la comunidad y en la sociedad o como individuo, porque sus capacidades se ven disminuidas, todo por no tener acceso a la educación”.

Finalmente expresó que hay una gran responsabilidad que deben asumir las autoridades municipales en el tema de la violencia y la juventud.

“Los alcaldes también deben comprometerse a que jóvenes y adolescentes se matriculen y tengan acceso a la educación. Está demostrado que el desarrollo de un país entra por la puerta de un centro educativo. También es fundamental mejorar la calidad, porque ahora es muy mala, por la no asistencia a clases, buen material, etcétera. Y hay que recordar que las ofertas laborales para los jóvenes sin preparación son muy limitadas, los salarios que devengan son muy bajos porque son mano de obra poco calificada”.


El 61% de niños en Honduras sin estudiar


Tegucigalpa, Honduras
Solo el 39% de los niños que salen de sexto grado tienen acceso al séptimo, octavo y noveno grado.
¿Qué hacen el 61% de los adolescentes que no siguen su formación? “No trabajan, no practican un deporte, entonces son absorbidos por las maras”, sostuvo Renán Rápalo, experto en materia educativa.




Rápalo posee un doctorado en filosofía por la Universidad de Texas, Estados Unidos, ha laborado como catedrático de la Unah (Universidad Nacional Autónoma de Honduras) y en la Pedagógica.
Este experto tiene claro que el país no podrá experimentar mayor desarrollo si no existe una política de educación a largo plazo que permita planificar el tipo de fuerza productiva en el futuro.

Reformas

Primero el Gobierno debe plantearse metas reales, ejecutar reformas profundas como la de las escuelas normales, mejorar el currículo en varias de las materias básicas, español, ciencias naturales, y mejorar el clima escolar, factor importante en el aprendizaje de los niños.

Recordó que en los últimos años el país ha realizado una buena reforma curricular en matemáticas y español.

En ciencias naturales, el currículo que hay no sirve para nada porque cuando se compara con el que se enseña en los países desarrollados, “el currículo nuestro no es ni un diez por ciento compatible”.

¿Si el currículo de matemáticas es excelente por qué el conocimiento no se refleja?, se le consultó. “Lo que pasa es que no se está aplicando en el aula. Como no hay supervisión, los maestros dejan por fuera aquellos temas que no manejan, como geometría, álgebra y fracciones”.

“Tampoco es culpa del maestro, sino del sistema que debería formar mejor a los docentes”.

“Los niños no aprenden lo que deben aprender realmente en primaria, entonces cuando llegan a secundaria, los maestros se quejan de que no saben nada, pero estos lo siguen pasando.

Cuando van a la universidad, ahí también los docentes se quejan y así los gradúan, luego aparecen los empresarios quejándose de que son malos profesionales”. Rápalo considera que pasar la educación básica obligatoria hasta noveno grado es una buena política; pero se tienen que crear más centros para extender y masificar ese nivel y así obtener frutos.

7. En Honduras el desempleo golpea fuertemente a la población joven


El titular de la Secretaría de la Juventud, Marco Midence, informó que entre un 41 y un 43 por ciento de los jóvenes menores de 30 años no tienen un empleo que les facilite mejorar su estatus económico.

Tegucigalpa,Honduras

Más de un 40 por ciento de los jóvenes en Honduras sufren las consecuencias de la falta de una política de Estado que impulse la generación de empleo para la población productiva que ingresa al mercado laboral.

La problemática fue tratada ampliamente en el Consejo de Ministros que se realizó en Casa Presidencial este miércoles, luego que el presidente de la República, Porfirio Lobo Sosa, regresará la tarde del martes de un viaje inesperado a los Estados Unidos.

El ministro de Trabajo, Felicito Ávila, aseguró que la mitad de la población joven no cuentan con un empleo , imposibilitándolos para obtener servicios básicos dentro de la sociedad.

Por su parte, el titular de la Secretaría de la Juventud, Marco Midence, informó que entre un 41 y un 43 por ciento de los jóvenes menores de 30 años no tienen un empleo que les facilite obtener un mejor estatus económico.

Estimó que Honduras es una de las pocas naciones que tiene como marco legal un Plan de Empleo Juvenil, pero es "difícil aprovecharlo a su máximo por la falta de una política de Estado".

Detalló que a tráves de la coolaboración de la Organización Internacional de Trabajadores (OIT) se han generado más de diez mil empleos en el agro.

Entre los departamentos beneficiados se mencionan: Comayagua, La Paz e Intibucá.










 

8. Urgen nuevo esquema para acceder a servicios de salud en Honduras



Gobierno reunirá a todos los sectores para buscar salida a crisis. Desde hace más de un mes los médicos internos del hospital Escuela se mantienen en huelga. Mientras, los médicos especialistas amenazan con paralizar sus labores el lunes.  

Tegucigalpa,Honduras

El presidente Porfirio Lobo urgió ayer la formulación de un esquema que garantice el acceso de la población a los servicios de salud a nivel nacional.

El mandatario realizó la solicitud en Consejo de Ministros tras rechazar una propuesta de implementación de una nueva estructura operativa en salud planteada por el ministro Arturo Bendaña ante la crisis sanitaria registrada a raíz de las huelgas en los centros asistenciales.

Lobo habló de recoger las opiniones de funcionarios, médicos y fuerzas vivas mediante audiencias públicas para lograr establecer un sistema que garantice a los hondureños no solo el acceso a la medicina curativa, sino también a la medicina preventiva.

“Quiero decirles que no estoy seguro que vayamos con el esquema que usted está planteando (ministro de Salud), yo voy a esperar y quiero invitar también a don Julio Raudales para que la próxima semana nos reunamos... Este tema podemos llevarlo a discusión pública porque al final la gente no sabe lo que se está exponiendo, estamos tratando de que el beneficio llegue a la gente”, dijo Lobo.

El gobernante manifestó que el próximo miércoles se realizará la primera audiencia pública.
Actualmente, los pacientes han sido afectados por paralización de labores de estudiantes internos y personal técnico.
Además, hay amenazas de paro por parte de médicos.